Perdón, ¿Cómo dijo? ¿Una bodega en Entre Ríos? Sí, una bodega en Entre Ríos. Si hacemos un poco de historia nos enteramos que gracias a la inmigración fomentada en la zona desde mediados del siglo XIX se instalaron allí franceses, suizos, piamonteses y saboyanos. Estos inmigrantes trajeron sus costumbres, gastronomía y formas de producción. Y, claro, también quisieron hacer su propio vino, como antes.
Hacia el año 1906 había 360.000 vides implantadas en Entre Ríos y era uno de los principales abastecedores de vino para Buenos Aires y el 4° a nivel nacional. Pero (siempre hay un pero en estas historias) en 1936 se sancionó una ley que prohibía la vitivinicultura en esta provincia para favorecer a una región emergente: Cuyo. No quiero entrar en polémicas ahora, hay quienes plantean que esa ley fue un producto de la corrupción y prepotencia del gobierno de Agustín P. Justo, otros que se lo hizo para impulsar la economía de las provincias cordilleranas. Interpretaciones aparte, en 1998 esta ley fue abolida y empezó la expansión y búsqueda de nuevos terruños en Argentina.
En 2002 Jesús Vuillez, descendiente de aquellos primeros colonos, compró la antigua bodega de Joseph Fabré y comenzó a asesorarse en la producción de vinos. No fue fácil, el terruño entrerriano no se destaca por la gran amplitud térmica, tiene mucha humedad constante y llueven más de 1000 mm anuales. “Como en Francia”, me dijo Jesús, que conoce aquellas tierras.
Mientras probábamos sus vinos me explicó también que traer un enólogo desde Mendoza era un despropósito, por los costos y porque no conocen estas tierras y sus posibilidades. Así que se trajo uno uruguayo, Jorge Pehar, que conoce de Tannat y de este clima y suelo. Entre otras cosas diferentes eligieron un sistema de conducción único en el país: la lira. En vez de ser guiadas en espalderas o parrales, las vides van en una especie de Y conocida como lira o cruceta. El método fue inventado por Alain Carbonneau y favorece la salud de la vid y el aprovechamiento de los recursos hídricos extremos
Como pasa en la Bodega Saldungaray, y otros terruños nuevos, todavía están experimentando, viendo qué es lo que mejor se puede dar. Creo que la senda va por el Tannat, y no tanto por el Malbec, y seguir experimentando con el Sangiovese y el Pinot Meunier.
Al margen de especulaciones, el proyecto va tomando forma y empiezan a surgir pequeños productores en la región así que todavía podemos esperar sorpresas del vino entrerriano.
Fuente:http://www.vinarquia.com.ar/2012/11/visita-bodega-vuillez-sermet-entre-rios.html
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